12 ene 2010

Empezamos bien el 2010

Arranca el 2010 y el panorama pinta bastante positivo con tantos y tantos lanzamientos de bandas favoritas de ustedes y mías. Grandes que regresan pisando como los titanes que son y nuevos que sorprenden con, precisamente, su novedad (valga la redundancia). Algunos de estos discos ya se podían encontrar en la red desde el 2009, pero vale la pena recuperarlos y meterlos en su contexto, es decir, en el del año en el que se planeó que fueran lanzados. Disfruten, que son para ustedes.




El título del disco nos pide ser realistas, y lo vamos a ser. Realism suena exactamente igual que todos los discos anteriores de los Magnetic Fields; Stephin Merritt sólo conoce una forma de hacer canciones y lo aplica nuevamente, pero ¿nos vamos a quejar? Yo, por lo menos, no. Su manera de trabajar es simple y sencillamente una cálida bofetada al corazón. Cada que sale un nuevo álbum de este carnal, es momento de celebración.


Shearwater es drama, es pasión, es llanto y es un grito. Perdido en un mar sin rumbo pareciera llevarte la voz sobre las olas de los instrumentos, pero (como lo vemos en la portada) siempre se pinta en el horizonte una esperanza de volver a pisar tierra.


Si Ga Ga Ga Ga Ga fue un plato exquisito de minuciosidad gourmetera, entonces Transference es una carne roja, sangrante. De regreso a sus raíces, crudo, potente y a la vez hipnótico, este álbum es una muestra de que la magia que saben hacer en el estudio no se sacrifica en aras de un sonido menos adornado, más básico. Para variar, un disco de poca madre.


En serio que no lo dudo, este güey se odia. Pero ese desprecio por sí mismo lo convierte no en una autolamentación pobrecitodemí, sino en un desfogue emotivo traducido en espesa música gris que cargada de altibajos nos lleva de ida y vuelta a lo más hondo de un cabrón atormentado.


OK, las mejores épocas de Massive Attack ya fueron. Seguramente nunca volveremos a tener un Blue Lines, es más, tal vez ni siquiera un Mezzanine, pero si dejamos de esperarlo, nos podemos dar cuenta de que siguen haciendo música sobresaliente. Basta con comparar con las cochinadas que salen hoy en día para darnos cuenta de que siguen por encima. Pero para hacer un balance justo, podemos seguir exigiendo una obra maestra, la cual no se ha repetido en casi 20 años.



Escúchenme bien (sí, sí, ya sé que me están leyendo, pero valga el tropo literario donde me doy la libertad de jugar a que mi voz es escuchada por sus oídos, para establecer el siguiente punto): Ante ustedes tienen uno de los mejores 5 discos del 2010. Sí, apenas es enero y faltan otros 11 meses, pero Odd Blood merece que le prestemos atención desde ya, como la chingonería que es. Nos vemos después de que lo escuchen. Gracias.


Bonito proyecto del vocalista de The Shins y Danger Mouse, donde lo melódico sacarinoso es prioridad. Si lo virtieramos lentamente en una tacita de té, se iría arremolinando en espirales de colores.



En la ondita de Memory Tapes. Como una suave y etérea atmósfera volcánica que se recorre en bicicleta y… (ya basta, cómo me gusta hacerle a la mamada jajaja).


La voz sigue siendo inconfundiblemente agradable. Como un Alberto Vázquez con buen gusto para escoger a sus músicos, o como si Rick Rubin hubiera producido a Sandro y no a Johnny Cash.


Música DE ONDA para sorprender a chicos y grandes. Se escucha en el coche y se baila sentado. Se acompaña con un coctel no muy elaborado y se condimenta con muchas risas en una conversación amistosa.


Álbum doble de excelente manufactura musical. Guitarreo Clientelezco y pianeo medio Spoonezco que conforman un pop de belleza tan común como la de la Girl Next Door (que todo mundo cita, pero nadie conoce).


Elaborado y atrevidamente instrumentado, es decir, de músicos que saben de música; pero no logran aterrizarlo tan bien como, por ejemplo (y ódienme los detractores del hype), Grizzly Bear.


Otro de esos discos de los que me da emoción hablar. ¿Cómo hacerle para sonar rudo sin tener que carraspear la voz como dragón?, ¿cómo hacerle para sonar interesante sin tener que perderte en el debraye de drogadicto experimental? ¿Cómo hacerle para sonar novedoso en el mar de mierda? La respuesta está en Sisterworld, donde Liars para variar saca un disco que no se puede calificar de otra forma que no sea con la palabra CHINGÓN.
De lo mejor del año.



Los Campesinos! son Los Campesinos!, si te gustan, ya sabes que esperar, si no te gustan, mejor ni lo bajes. A mí la verdad nunca me han vuelto loco ese grupo de escuincles gritando y pataleando de manera "divertida", pero sé que a muchos de ustedes sí, así que con gusto lo comparto. Además, hay que ser honestos, no tocan mal.




Regresemos a la lista adelantada de lo mejor del 2010. Beach House es una de esas bandas que (no por subirse a la ola del hype, sino porque se lo han ganado), cada que sacan disco se convierte en lo mejor del año. En serio. Si nos ponemos de poetas, son como un sueño en donde un hada te dice al oído el camino que debes de seguir, no en un bosque encantado, sino en un limbo blanco, blanco, donde está muy cabrón encontrar dirección. Escucha obligada en la educación musical contemporánea.


Contra no está tan bueno como su debut, empecemos por ahí. No tiene la frescura y sorpresa de ese primer disco, pero sí conserva los mismos elementos que lo hacían un muy buen disco, es decir, ese revival semiafricanoso que tantas veces se abuso en las críticas. Pero vayamos a otra cosa. Cuando los vi en vivo me quedé con una sensación vaga de incomodidad… el disco me encantaba, pero en vivo no me transmitieron NADA. Después vi una nota en donde Alice Cooper decía que no entendía por qué todo mundo estaba loco por Vampire Weekend, que no tenían huevos como solía ser en su época. Y hoy no me puedo encontrar más de acuerdo con ese anciano vampiresco (al que podríamos acusar de "forever"), a la música de hoy lo que le falta son COJONES, y por más bonito que sea Vampire Weekend, hay una falta de testosterona tan grande en ellos que, la verdad, me empieza a molestar bastante.



The Besnard Lakes suenan más sencillos de lo que en realidad son. Una buena escuchada con audífonos puede revelar la profundidad de una canción, capa tras capa de sonido, de detalle, y sin embargo, no son una banda que NECESITES escuchar con audífonos. Esto, señores y señoritas, me parece una virtud ejecucional que no se encuentra todos los días. Como un Broken Social Scene más distorcionado, más espeso, y tal vez (paradójicamente) mucho más limpio. Un disco que, para quitarnos de toda formalidad, está bien chingón.


A ver, a ver (y no haber, como insiste la naquiza en escribir en estos días), algo raro pasa aquí. Estoy escuchando a Hot Chip, quienes como siempre hacen unas increíblemente divertidas y pegajosas rolas para la pista de baile, de esas que te hacen mover los pies y empinarte la cerveza, cuando de repente suenan unas baladas rítimico-melosas, también de pista de baile, pero más al estilo de las que bailaba El Santos… como "Reasons", para embarrar camarón. Y yo, francamente me saco de onda. Pero bueeee, la música sigue y yo sigo en la pista, sacudiéndome la polilla, así que para qué arruino la diversión con reflexiones. El arrimón de paquete está saliendo a pedir de boca jajaja.